El ladrido es una de las formas como los perros expresan sus emociones, avisan o llaman la atención de sus dueños. El ladrido no es sinónimo de agresividad, por lo contrario los ladridos pueden tener diferentes significados, pero para ello es muy importante tener en cuenta el contexto, la frecuencia, el tono y la postura corporal que acompaña el ladrido.
Tipos de ladridos:
Ladrido territorial: es fuerte, lento, grave y repetitivo. A medida que se acerca el peligro o intruso tiende a ser más grave.
Ladrido de aviso: Es grave, espaciado y en un tono intermitente. El objetivo es llamar la atención sobre un posible peligro.
Ladrido por miedo: es corto y agudo, el perro suele ladrar a la vez que se retira hacia atrás, de forma que aquello que le representa una amenaza no se le acerque.
Ladrido para jugar: es repetitivo y de forma aguda. A la vez el perro estira las patas delanteras y mantiene levantada su parte trasera.
Ladrido para llamar la atención: es agudo, insistente y repetitivo. Esto es con el fin de conseguir algo que desea.
Ladrido de frustración: un ejemplo claro de esto es cuando un perros sufre de ansiedad por separación y ladra de forma compulsiva con un tomo y volumen muy alto.
Hay razas más propensas a ladrar con más frecuencia que otros perros, entre ellos el Schnauzer Miniatura o Mediano, el Yorkshire Terrier, el West Highland White Terrier, Fox Terrier y el Beagle.
Es normal que los perros ladren pues como descendientes de los lobos, esta es una actividad normal -aullar en conjunto, en manada-, sin embargo el ladrido crónico no se debe aceptar. Esto se puede corregir, e incluso puedes entrenar a tu perro para que ladre cuando se lo indiques.
Fuentes: perrosinfo, mundoanimalia
Imagen: ohmyapt.apartmentratings