Muchos perros sufren por separación, esto se da cuando se separan de su dueño. Se estima que el 15% de la población canina se ve afectada por este problema, sobre todo cuando son cachorros.
Cuando el perro queda sólo en casa puede dañar objetos (muebles, puertas, alfombras, paredes, etc), ladrar, chillar, orinar, vomitar, salivar o incluso mostrar varias señales al tiempo. Igualmente cuando vamos a salir, generalmente nos sigue por toda la casa y se deprime cuando cruzamos la puerta. En el momento que volvemos a casa, nos recibe con gran euforia, salta, ladra e incluso a veces se tumba frente a nuestros pies.
Estos comportamientos pueden aparecer cuando el perro se queda solo, cuando está separado físicamente de sus dueños (ejemplo: cuando lo encerramos en una habitación) o cuando la persona a la que el perro más apegado está, se va (sin importar que haya gente en la casa). La cantidad de tiempo que puede pasar antes de que aparezcan estas manifestaciones puede variar, en casos graves el perro no puede estar solo más de 10 a 15 minutos antes de que entre en pánico y evidencie las conductas descritas anteriormente.
En otros casos, esta conducta aparece sólo después de un cambio de horario, es decir, si nuestra rutina se extiende y el perro está acostumbrado a que lleguemos a casa a la 6 y ahora lo hacemos las 8, es muy posible que entre en este estado a las 6.
Los perros con mayor riesgo de desarrollar ansiedad por separación son lo que provienen de asociaciones protectoras, de la calle, o que han pasado largos periodos con personas enfermas que no pueden salir de su casa y de repente quedan solos. Sin embargo, se debe diferenciar los perros que tienen miedo a quedarse solos a los que son de por si destructivos.
Como dueños de perros, ¿cómo los podemos ayudar? Lo mejor es prevenir, acostumbrando al perro a quedarse solo, por medio de salidas graduales. Cuando nos marchemos no debemos decirle nada al perro, si notamos que está nervioso por algo no debemos intentar calmarlo o acariciarlo, por lo contrario no debemos mostrarle importancia, así el perro aprenderá que él tampoco debe preocuparse.
Cuando volvamos a casa, no podemos permitirle saludos tan efusivos, debemos ignorarlo hasta que se calme y ahí si lo podemos saludar calmadamente. Finalmente, darle un espacio al perro exclusivo para él puede ser una buena idea. Un lugar donde se sienta seguro, pueda dormir, tenga juguetes y nadie lo moleste. Ahí podemos darle un juguete especial (preferiblemente uno que pueda morder) para que se entretenga antes de salir. Así no nos seguirá por la casa y evitaremos esta conducta.
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